Esta semana, Jerome Powell y la Reserva Federal que él dirige se convirtieron en los mejores amigos de los alcistas: tras los resultados de la siguiente reunión, la Reserva Federal dejó el tipo de interés sin cambios, así como la previsión de tres posibles recortes hasta finales de este año. El efecto en los mercados fue clásico: las acciones subieron, los rendimientos de los bonos cayeron, los metales preciosos subieron de precio.
Otro acontecimiento importante, podría decirse histórico, en el “frente macroeconómico” fue la decisión del Banco Central de Japón de poner fin a una era de doce años de tipos de interés negativos: la tasa de descuento del banco central se elevó del -0,1% al 0,0%. 0,1%.
Además, se decidió cancelar la recompra de acciones de empresas japonesas por parte del banco central para respaldar su valor y poner fin a la práctica de fijar un objetivo para el rendimiento a largo plazo de los bonos gubernamentales.
¿Fueron exitosas estas medidas no convencionales que el Banco de Japón utilizó durante muchos años para reactivar la economía y elevar la inflación a los niveles deseados? No hay consenso, pero, en cualquier caso, la economía japonesa ya va «por buen camino», los salarios están subiendo, los precios están subiendo y el futuro parece más optimista.